Mi embarazo: una revolución emocional, física y espiritual (Parte 2)
Les había prometido que les seguiría contando este viaje indescriptible que es el embarazo, y aquí estoy cumpliendo esa promesa, con el corazón enormeeee de felicidad (tanto como mi panza jajaja).
En el artículo pasado les hablé de todo lo que viví para llegar hasta aquí: los intentos, la espera, los consejos naturales que me ayudaron a concebir, y cómo la fe sostuvo mi alma.
Hoy quiero contarles qué ha pasado desde el momento en que ese sueño se hizo realidad.
Y aunque no sé ni por dónde empezar —porque ha sido una revolución a todos los niveles— quiero compartirlo todo con ustedes, con la esperanza de que muchas se sientan identificadas, acompañadas, comprendidas.
¡El día que supe que estaba embarazada!
Ese día lo tengo grabado. Después de tanto buscarlo, la incredulidad fue tanta que me hice tres pruebas, una detrás de otra. ¿De verdad era cierto? ¿De verdad ese milagro estaba ocurriendo dentro de mí?
Y sí… estaba ocurriendo. Pero lo que nadie me dijo es que la alegría viene acompañada de miedo.
Los días siguientes fueron una mezcla de emoción y terror:
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¿Y si algo salía mal?
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¿Y si no lograba mantener esta vida dentro de mí?
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¿Y si era una ilusión demasiado bonita para durar?
Comencé a revisar si manchaba 100 veces al día. Me despertaba por las noches con la mano en el vientre.
Mi mente entró en una especie de modo hipervigilancia. Y ahí entendí lo importante que era acompañarme emocionalmente.
Ir al psicólogo no es opcional.
Yo lo hice porque sabía que la salud mental durante el embarazo es tan importante como la física. Le conté a mi psicólogo que dado a que escribo historias, había escuchado demasiados casos de pérdidas y que tenía miedo. Tanta recopilación de información hacía ruido en mi interior, entendiendo que cualquier mala noticia era muy posible, porque aunque no es un tema que se hable con la cotidianidad que deberíamos, es muy común y yo lo tenía bastante estudiado, de hecho de esto hice un artículo hermoso hace tiempo que si no lo han leído se los recomiendo demasiado: Leer aquí.
El sicólogo me ayudó a entender que el miedo no desaparece, pero se abraza. Se contiene. Se transforma en cuidado. Por eso, si están embarazadas y se sienten así, no están solas. Es normal. Y pedir ayuda no nos hace menos fuertes. Creo que nos hace sabias y es muy importante porque de verdad, de no hacerlo, uno se comienza a chiflar. Así que vayan a esa sesión así se sientan muy bien.
Elegir un equipo médico: seguridad, empatía y claridad.
En este primer tramo les doy una recomendación de todo corazón, no para todo el mundo es una prioridad pero para mí esto ha sido crucial: busquen un ginecólogo o ginecóloga con quien hagan clic emocional. No es sólo un tema clínico, es humano.
Yo encontré al doctor ideal para mí, y eso me ha dado una tranquilidad inmensa. Sentirme cuidada, escuchada, respaldada… vale oro. Te da paz. Y en esta etapa, la paz es medicina.
Además de eso, me puse muy juiciosa con TODO lo que me recomendaron médicamente. Porque cuando se trata de crear vida, cada detalle importa, hace parte de ese cambio en el cerebro tan impresionante que ocurre, del que también les hablaré después.
Nutrición sin mitos ni locuras.
Estando embarazada van a encontrar 1 millón de consejos, mitos, creencias populares y “esto me funcionó a mí”. Y eso puede volverse abrumador. Por eso decidí acudir a una nutricionista, una muy top.
Nada de dietas genéricas de Google, nada de eliminar frutas porque “engordan” o tomar café como si no pasara nada o dejarlo de tomar del todo para enloquecer. La alimentación es clave para nuestro bienestar y el del bebé, pero tiene que adaptarse a nosotras, a nuestro cuerpo y necesidades.
Yo, por ejemplo, bajé el café a una taza pequeña al día, trato de priorizar todo lo que me recomendó la doctora, subí el consumo de agua y aprendí a escuchar mis antojos (sí, algunos tenían sentido nutricional jajaja aunque es verdad que no me pasó mucho, me sucedió algo chistoso más asociado a mis raíces familiares, luego les contaré).
Todo esto es clave para poder tener esas pautas de lo que no se debe hacer sobretodo porque en este proceso más allá de lo estético que implica cuidarse para no excederse, hay un tema vital que es el riesgo de toxoplasmosis, a eso si le tengo respeto por eso me tomo en serio todas las medidas.
Nunca den por hecho lo que creen que saben, en este punto toda la información parece nueva.
Visitar al dermatólogo: un tip que nadie me dio…
Yo tengo mi rutina de skin care y no quería hacer nada que pudiera afectar al bebé. Así que fui al dermatólogo y… ¡gran decisión!
Primero porque como la información es poder, a mí personalmente me hace sentir tranquila saber que estoy haciendo las cosas apropiadas.
Ella me enseñó qué productos debía suspender. Me formuló una crema ideal para prevenir estrías según mi tipo de piel y me dio pautas para mantener mi piel lo menos impactada posible ante tantos cambios hormonales. Así que si son de las que aman cuidarse la piel, ¡hay que hacerlo bien! Esta cita me pareció clave.
Uno no se imagina pero diariamente ponemos en nuestra piel muchísimos disruptores endocrinos que pueden afectar esa búsqueda de un embarazo, por eso si están en plan de búsqueda les recomiendo suspender según lo que aprendí:
Chaoooo Retinoides (Retinol, Retinal, Tretinoína). Ácido salicílico en altas concentraciones. Ftalatos y parabenos (revisen opciones de maquillaje naturales). Formaldehído y tolueno. Filtros solares químicos como oxybenzone (benzofenona-3).
*e igual tengan una cita con su dermatolog@ desde ya.
¡Lo invisible también importa!
Es decir: sus emociones. Su calma. Sus pensamientos. Su relación con el proceso. La relación con su pareja.
Yo decidí no omitir nada:
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Fui al psicólogo, nutricionista, odontólogo, dermatólogo.
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Me hice todos los exámenes sin posponer.
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Busqué apoyo emocional en mi esposo, mi familia, mis amigos y mi fe.
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Y aprendí a vivir un día a la vez.
Porque el embarazo es eso: una mezcla de gozo, miedo, conexión, hormonas, sueños, dudas, y una sensación permanente de estar empezando a convertirte en otra mujer. Wow.
¡Hay tanto más por contar!
Podría quedarme escribiéndoles horas. Pero sé que esto es mejor digerirlo en partes para que no se aburran de leer jaja.
En el próximo artículo les voy a hablar de los cambios emocionales, físicos (por ejemplo los pezones jajaja que son impresionantes) y hormonales, antojos extraños y hábitos nuevos. Cómo cambia la relación con tu cuerpo (¡y con la comida!).
Los diversos dolores, por ejemplo los cólicos (que a mí me duraron dos meses al principio), las náuseas, el apetito, el ejercicio, la energía, el sueño, tips de ropa cómoda (¡parece que no es tan importante pero sí importa mucho!), la comunidad de madres a tu lado, las herencias, las compras, la preparación de la maleta… todo ese mundo que es wowwwwww.
Como siempreeee gracias por leerme. Por acompañarme. Por estar aquí.
Si están embarazadas, si están buscando, si acompañan a alguien que lo está… Compartan. Comenten. Guarden.
Este espacio es valioso para quién lo necesite o se identifique y a mí me ayuda mucho llegar a muchas más personas. Si tienen preguntas también háganlas.
¡Con todo mi amor! Las leo en los comentarios.