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La calma que antecede al huracán.

Creo que por la edad en la que estoy y mi entorno cercano este tema del que hablaremos es un punto de encuentro de muchas conversaciones en nuestras reuniones recientes y frecuentes. Por esto he decidido hablar sobre la maternidad, pero más que sobre ésta, les voy a compartir los relatos que recopilé de mujeres cercanas que estoy segura despertarán en ustedes tanta empatía como me sucedió a mí.

Conozco mujeres que no quieren ser madres por decisión propia, lo cual es muy respetable y hasta algún punto, en mi opinión súper personal, sensato (yo si sueño siéndolo) y también hablando con ellas la conclusión es que debemos empezar a respetar que las mujeres decidan sobre su maternidad libremente y que cuestionarlas por este tipo de decisiones nos hace violentar su intimidad e individualidad.

No querer ser mamá también es una opción válida y supremamente personal, aunque sueño con tener un hijo, tengo clarísimo desde mi forma de ver la vida que nada tiene que ver con la realización de una mujer el ser madre, pero todas las opiniones respetuosas y desde el amor son respetables. 

Ahora sí, habiendo dicho esto primero, vamos a hablar sobre la pérdida de embarazos en tempranos meses de gestación y lo que esto ha significado en las vidas de nuestras invitadas al blog que me he sentido honrada de recibir y muy privilegiada de escribir.

Sabían que, según The Stanford Children’s organization:“La pérdida de un embarazo puede presentarse en hasta uno de cada cuatro embarazos. La mayoría de las pérdidas de embarazos se presentan durante el primer trimestre.” Es mucho más frecuente de lo que pensamos, lo puedo identificar de inmediato por las mujeres cercanas que me compartieron generosamente su historia. ¡Aprovecho para decirles: gracias!. Revivir esos momentos con tanto amor las hace muy valientes.

Estas historias tienen un común denominador y es que precisamente su pérdida se dio durante el primer trimestre del embarazo, pero más que el tiempo, las une lo que empieza a suceder en sus mentes y en sus cuerpos desde el día uno que se enteran que están esperando un bebé. El miedo que produce la noticia, el pánico para algunas de asumir este ciclo nuevo en sus vidas solas, sin la compañía de una pareja, también la cantidad de preguntas que surgen y la sensación de tener que enfrentar algo novedoso y complicado, con o sin padre a bordo. 

Leer también: En Sudamérica, más de la mitad de los niños nacidos son de madres solteras, encontrándose la tasa más alta en Colombia (84%).

 

El día de la pérdida fue similar para todas, sin embargo, recibieron este golpe en situaciones diferentes, unas en la clínica, otras en sus casas, lo cierto de esto es que ninguna esperaba tener que pasar por algo así, una cubeta de hielo que cae sin aviso alguno. 

Después de todas las etapas por las que pasan tras enterarse de que van a ser madres, viene la aceptación y casi de inmediato el enamoramiento con la idea de transformar y disponer sus vidas para otro ser humano, la grandeza del cuerpo femenino que se transforma con tanto acople, pero sobre todo el amor que aflora con la repentina idea de cargar un ser humano en el vientre. Todo se resume a que claramente empieza a crearse una ilusión, ya los cuestionamientos se vuelven en sí mismos combustible para esa ruta larga que ellas están por empezar a vivir. 

Pero tenemos que aceptar dos realidades de la vida: 1. No todo es siempre como uno espera y 2. Todo pasa por algo. Esa es la conclusión a la que ellas han llegado después de ese momento que tuvieron que sufrir y que no voy a detallar pero que ha sido uno de los momentos más difíciles de sus vidas y con toda la empatía que siento, logro entender que sus almas se arrugaron y sus vidas cambiaron para nunca ser las mismas. 

Fue duro porque era una ilusión y disfruté cada síntoma que tuve desde el principio. Entonces al recibir la noticia me dio duro y más porque no entendía bien el porqué y qué proceso tenía que hacer después. Te empiezas a cuestionar tú misma, ¿fue mi culpa? ¿Qué hice mal? ¿Lo hice yo?. Al momento de saber que no está el bebé es como un vacío, dices ¡hp! hace nada estaba creciendo dentro de mí y ya no está más.

Yo pensaba que era tesa para aguantar dolor, pero ese día sentí mucho mucho dolor, ni siquiera el tramadol sirvió. Creo que he bloqueado momentos de ese instante, pero mi esposo me dice que me retorcí de dolor… Luego entré al baño y ya… fue como si me viniera la regla.

Tuve momentos muy dolorosos emocionalmente, mi familia y mis amigas estuvieron pendientes de todo. La depresión si se vive, te preguntas ¿Por qué me pasa esto a mí?. Lo más difícil era cuando la gente preguntaba por el embarazo sin saber que lo habíamos perdido, en fin, en ese momento todo es difícil. 

Siempre pienso que después de la tormenta sale el sol, ¿verdad? pero antes de ver la luz de nuevo, es necesario pasar por algunas pruebas que al final se resumen en crecimiento y madurez. 

Después de pasar por esto ves las cosas muy diferente. La vida me hizo entender muchas cosas y darme cuenta de otras. Hoy en día lo veo como una bendición porque en su momento no lo entendía.

Quedó mucha experiencia, muchas reflexiones y mucha tranquilidad, porque me hizo entender cómo todas las situaciones de la vida pasan cuando deben ser, en el momento perfecto. No cambié mi esencia, pero sí cambió mi visión sobre la maternidad: deje de verla con pereza, con el miedo a lo superficial del cambio físico en el cuerpo, empecé a respetar la decisión de ser papás en general… Y me gane un ángel que siento que me cuida permanentemente, solamente llamarlo me produce tranquilidad y alegría en el corazón… Es mi compañía para siempre. 

Uno si cambia, entiendes que debes soltar el control que crees tener sobre todo y que las cosas pasan por algo, cambié mi forma de ver la vida y mi relación con Dios y la Virgen, crecí espiritualmente. Mi relación con mi pareja también cambió mucho porque me di cuenta lo firme que era este ser humano conmigo. Aprendí a valorar la amistad, entender que no todo el mundo dimensiona lo que uno está viviendo pero aún así tratan desde el amor estar ahí.

Curiosamente, ninguna acudió a buscar ayuda de alguien experto, pero todas coinciden en lo necesario que es buscarla. Ayuda real.

¡En eso fallamos! Había mucho por decir y por desahogarnos, para saber superarlo y sanar mejor.

No fuimos con ningún psicólogo pero ahora sí sé que nos habría servido mucho por lo menos para poder pasar el proceso en un menor tiempo y con la guía de un experto.

Después de que una mujer atraviesa esta situación, yo creo que se debe cambiar mucho.

Me generaba inquietud cómo puede cambiarles la percepción sobre la maternidad. Y como son cuerpos y mentes diferentes la respuesta es variada, algunas empezaron a vivir con miedo sobre la misma, no niegan que siempre existe ese temor a que pueda volver a pasar. Queda un sinsabor por siempre, eso nadie lo puede ocultar, la mayoría me cuenta que pasaron por una depresión fuerte, es obvio.

Es una pérdida y no es cualquier pérdida.

Pero luego empiezan a entender en un nivel de conciencia admirable y superior, que lo que les pasó tenía un propósito trascendental para cada una, para darse cuenta que estaban llamadas a cambiar, a estrechar relaciones desde el dolor y a transmitir este mensaje. 

No se me había despertado el chip de la maternidad después de eso, porque ¡da miedo! No sólo de volver a tener la pérdida y pasar por lo mismo, sino del nivel de conciencia que uno adquiere después de vivirla.

Luego de oír estos relatos me quedé pensando en que muchas deben pasar por esto y quise pedirles que les dejaran un consejo a todas las que han atravesado esta situación y necesitan de alguien, o a las que están viviéndolo actualmente.

Que es un proceso, no es algo que uno supere de la noche a la mañana, ustedes mismas van a encontrar la razón del porqué atravesaron estos momentos. Si sienten que necesitan ayuda, pídanla sin pena, no se juzguen, no se den duro porque son cosas de Dios y las cosas de Dios son perfectas.

Que traten de ver el propósito individual detrás de la experiencia. Individual es lo que pueden reflexionar sobre cada una después de haberlo vivido desde la conciencia: detrás de eso ¡siempre hay un aprendizaje! Siempre. ¡Que todo está en orden! el tiempo es perfecto. Que se preparen y tengan conversaciones con ellas mismas para que puedan vivir del presente hacia el futuro. Que no es el fin del mundo, porque a uno no le mandan esas pruebas si no las puede superar… ¡Que pidan ayuda! Que sientan y dejan fluir sus emociones. Que se permitan la vulnerabilidad. Si lo que sienten es miedo… Piensen que todo lo que se hace con miedo y no con la intención del amor, siempre volverá en aprendizajes y situaciones que uno de pronto no quiere vivir, en contraste, lo que se hace con la intención puesta en el amor, normalmente trae situaciones bonitas, de alegría y de mucho más amor.

 ¡Todo va a estar bien!

 ¡Hablar! Ese es mi consejo. Hablar de todo esto y exteriorizar, intentar entender que no están solas sino que somos muchas y que hablarlo siempre es positivo porque uno teje como una red de apoyo sin ser nada formal, pero se vuelve una motivación. Yo a los dos meses quedé embarazada de nuevo, y lo disfruté al máximo, tuve paz y ahora tengo la vida que soñaba, nadie quiere pasar por eso pero al final es una enseñanza que nos toca vivir para aprender que la vida es un milagro.

Gracias. Las leo en los comentarios.

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