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Hay una que otra pregunta random que uno se hace de vez en cuando, la mía casi siempre es la misma: ¿si me dieran la oportunidad de nacer en otra familia, qué elegiría? Probablemente muchas no cambiarían su realidad, otras de pronto sí, ¿yo?, vamos a ver.

Hoy en día he logrado cuestionarme muchísimas cosas sobre mi esquema familiar, no por querer “superar issues” (aunque también jajaja) más bien por querer entender en retrospectiva un modelo familiar no convencional que siempre me ha parecido absolutamente “normal” debido a un trabajo de inteligencia emocional muy bravo hecho por las adultas que me han rodeado toda la vida:

¡EL matriarcado!

Mis memorias de niñez son en general felices, mis recuerdos de chiquita son sin duda una historia muy linda sobre amor incondicional por parte de las personas más increíbles que existen: mi mamá y mis hermanas. Pensé que escribir este artículo iba a ser complicado para mí, porque nunca ha sido un tema que exprese públicamente, no porque no quiera o me cause incomodidad sino porque no me generaba mucho interés querer abordarlo, tal vez evitándolo o porque aún siendo sólo mujeres en casa y creciendo sin una figura paterna presente 100% nunca lo percibí como una característica a resaltar porque no me daba cuenta que esto era una “carencia”, hoy en día comprendo que todo esto pasó así  porque estaba muy blindada. 

Después de mostrarles durante estos años que Must es un espacio de liberación y contención, me contactaron unas mujeres increíbles para hacer un live sobre este tema y me di cuenta que compartir estos puntos de vista puede ser muy fructífero, son temas que sí o sí necesitan ser hablados y describirse tal y como son, sin tanta arandela.

Mi intención pura y real es que quienes tengan preocupaciones acerca de esto puedan identificarse y concluir lo que yo concluí hace mucho tiempo:

El esquema de familia perfecto o ideal ¡no existe! y es justo admitirlo, entenderlo y transitarlo con dignidad. 

Cuando hablo con amigas y personas con historias similares, lo primero en lo que coincidimos es que como sociedad nos encanta encasillar y crear estereotipos de todo, desafortunadamente somos culturalmente muy moldeadas a actuar bajo la consigna de complacer a los demás, bajo el qué dirán guardamos muchísimas apariencias para cumplir expectativas que pensamos que los demás tienen de nosotras, pero la mayoría de las veces ni son reales, si pudiéramos descubrir esto a tiempo nos evitaríamos muchísimos “aguantes” innecesarios. 

Cuando he abierto mi corazón con respecto al paradigma de las mamás solteras, las paternidades irresponsables o nulas, me he encontrado con una generalidad: somos muchísimas las personas con modalidades familiares similares, de verdad me he topado con tantas adaptaciones del mismo libreto, que no sé si es para alegrarse o para preocuparse, el hecho es que aprovechando esta invitación hermosa me han dado muchas ganas de escribir y oírlas compartir sus realidades. 

Hace poco conocí una historia de una mujer que a costa de mantener lo que para ella es un modelo familiar “sano” y/o tradicional, bajo el “porque así debe ser” para sus hijos, ha aceptado cualquier tipo de atropello por parte del padre de sus bebés. Cuando la cuestioné me di cuenta que el concepto de “familia perfecta” estaba muy arraigado en su mente porque sus padres han tenido un matrimonio presuntamente hermoso y la educaron en un entorno muy estable, por lo que naturalmente ella quería proveer y replicar esa historia a sus hijos. 

Sin la intención de llevarle la contraria, le pedí que me contara más sobre esta expectativa de crianza que ella tiene con respecto a sus hijos y luego de horas y horas de tertulia, intenté sin éxito, hacerla entender que por más que ella idealiza ese esquema familiar, no es ni cercano a la realidad que ella vive en su día a día con el que es su pareja. 

Como no tengo hijos no logro dimensionar lo que una madre es capaz de soportar por sus bebés, pero hablo como hija, desde la niña que creció en un ambiente igualmente amoroso aún sin una figura masculina presente, hasta la adulta que hoy lo afronta.

Lo primero que quiero que muchas interioricen es que crecer de mano de una mamá sola o apoyada en otros familiares que no son necesariamente el padre de sus hijos, no tiene una repercusión negativa en la vida como adultos, no todo es fácil ni feliz, pero es clave desde mi punto de vista, que a los niños se les garantice como mínimo y POR ENCIMA DE CUALQUIER COSA, espacios sanos de convivencia y lugares de paz, seguridad y amor para su crecimiento, ahí es donde yo creo que está la prioridad real y lo que más adelante dará verdaderos frutos. 

No podemos decir que ser mamás solas sea genial, por supuesto que no, tiene el doble de desafíos, pero no es algo que de entrada nos “traumatiza” como hijos, lo que definitivamente no tiene reversa es someter a los niños al estrés de ver cómo su mamá es sometida y dependiente, no hay nada que cargue más a un ser humano que el “lo hago por ti”.  

Partamos del hecho de que casi ninguna mamá actúa con una intención premeditada de dañar de alguna manera a sus hijos, la mayoría de las veces actuarán bajo la premisa de que cualquier acción beneficiará a sus hijos. Por eso, como hijos estamos llamados a perdonar a nuestros padres por sus errores o por hacernos daño… ¿Cómo va esa tarea? ¿Por qué juzgamos tanto a nuestros padres? ¿Por qué nos dejamos meter el cuento de que hay cosas que no se superan o no se perdonan?, créanme que todo es posible cuando se trata a tiempo y se gestiona con ayuda.  

Es fundamental poder entender que una mamá sola, parte de un dolor personal como mujer, también de un bajón económico, emocional, físico y de todos los aspectos, para tratar de entregar lo mejor de sí misma para los suyos. ¿Cuánto se valora eso en nuestra sociedad realmente? ¿Cómo calificamos a estas mujeres? ¿Cómo las apoyamos?

Yo sé que muchas que leen este artículo son mamás que están criando a sus hijos solas, les quiero decir algo que de pronto ya les han dicho, pero pongan atención porque es la clave para mí.

Desde mi experiencia personal agradezco muchísimo una cosa en especial y es que cuando yo era niña nunca me “dañaron” contra mi papá. Nunca oí malas palabras con referencia a él, nunca se me inculcó un rencor o un resentimiento. 

Sé que podría haber motivos para tener un sentimiento negativo, pero no lo tengo y no es porque yo sea muy buena, es porque mi crianza fue impartida desde la nobleza, se me cuidó tanto el corazón que sin duda las heroínas a cargo mío se llevaron la peor parte en su cuidado emocional, un acto de amor sin precedentes y por el que vivo en agradecimiento todos los días de mi vida, me privaron (positivamente) de muchas cosas que posiblemente hoy sigo desconociendo y que no me ha interesado descubrir precisamente por el hecho de cuidar mi mente y mi ser: ¡Lo que fue, fue!

Mi consejo desde la ignorancia es que como mamás que han decidido vivir independientes, hagan cosas que las reivindiquen como mujeres primero, por ejemplo trabajar en su autoestima carente y el autocuidado que les embolataron con tanta dosis de realidad y crudeza, sí o sí hay que dedicarse tiempo, denle dos vueltas trotando a la manzana, ¡háganlo! Se lo merecen, un buen momento para respirar es cuando están a punto de hablarle a sus hijos barbaridades sobre los papás, aléjense y comprendan que ellos no son responsables de sus propios dolores emocionales, de verdad no los contaminen anticipadamente. 

Siempre digo que hay que reconocer nuestras fortalezas y también esos aspectos en los que nos sentimos inferiores, suena cliché pero es muy muy práctico, les prometo que cuando empezamos a trabajar en este primer tramo de amor propio, podemos proporcionar un ambiente más estable para nuestros hijos hoy, mañana y en el futuro.

Fundamental: creen una red de apoyo porque sí o sí hay que hablar, hay que buscar ayuda en familiares, amigos cercanos o grupos de apoyo especiales. Es reconfortante poder encontrar personas en quienes confiar y con quienes compartir eso que están viviendo, no tener un hombre al lado no significa que estén solas. 

Algo que yo valoro, tal vez hoy de adulta es la comunicación abierta, aunque la conversación sea incómoda es primordial que tengan esas charlas profundas y reales con sus hijos de manera comprensiva y obviamente acorde a su edad. No hay nada tan increíble como encontrarse con esas conversaciones que ofrecen consuelo, comprensión y verdad, como madres escuchar activamente y validar los sentimientos brinda muchísima seguridad emocional que luego se agradece en otros espacios. 

¿Es difícil crecer sin papá? No, no lo es. Es más bien retador y en algunos días se siente una frustración extraña, porque el abandono y el rechazo en cualquier presentación es doloroso y no es porque uno necesite algo especial o específico en el presente, más bien es porque la naturaleza del ser humano incluye querer saber y entenderlo todo, pero a veces te estrellas contra una pared porque hay cosas que no se pueden explicar simplemente son.

Yo creo que parte de mi magia personal es la vida que me tocó con sus particularidades, no niego que sí me nacen preguntas puntualmente sobre temas como el desapego hacia los hijos, la infidelidad, la doble vida, el egoísmo y la conveniencia, entre muchos otros, pero también tengo muy claro que el amor y la responsabilidad por los demás no se puede imponer porque deja de “ser”.

Me siento tranquila e intento vivir con satisfacción por cómo he agradecido la vida que me correspondió y cómo (creo) le he sacado provecho y la he honrado en gratitud para esas tres mujeres, que además de ser espectaculares lo han dado absolutamente todo por mí, así que pese a no encajar en el modelo regular, me siento bastante afortunada y no cambiaría por nada del mundo mi camino

No se dejen meter esas ideas en la cabeza sobre las familias perfectas o las incapacidades que pueden llegar a tener por tomar las riendas de sus vidas porque antes de ser mamás son mujeres, es muy importante que mantengan una imagen realista y positiva de ustedes mismas y su propia vivencia que es única. ¡Siempre insisto en establecer límites saludables, en todas las relaciones, las laborales, las familiares… todas! 

No tengan miedo de comunicar de manera efectiva sus límites y necesidades a todos los niveles de sus relaciones, defiendan lo que es mejor para su bienestar emocional y protejan su salud mental por encima de todo, porque son esas cosas las que no tienen precio ni tiempo que puedan retroceder.

Mi deseo, ojalá se me cumpla, es siempre fomentar que ustedes hagan parte de relaciones equitativas en las que ustedes y sus partners se valoren y se apoyen mutuamente sin llegar a depender emocionalmente del otro. Recuerden que ustedes son principalmente las que se van a encargar de crear un ambiente cálido y acogedor en su hogar, por eso ante cualquier prejuicio o paradigma social con respecto a estos núcleos familiares sagrados y perfectos que las invada, vuelvan a leer todo esto y mediten en sí esos preconceptos que tienen están alineados con lo que son ustedes hoy en día.

Es normal enfrentar desafíos emocionales y tener altibajos, no todos los días se baila la misma canción, por eso, sean compasivas con ustedes porque realmente son unas tesas. 

Gracias por leer y por estar siempre para Must. 

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2 Comments

  • Diana Tamayo dice:

    Yo pienso que tanto las relaciones conflictivas así como las ausencias paternas/maternas, en mayor o menor medida, si dejan marcas en nuestro carácter, en nuestras formas de inserción/adaptación al mundo, etc; pueden ser aspectos positivos o negativos pero si que tienen grandes determinaciones en nuestros rasgos emocionales.

    Difiero respecto a que a la larga uno debe terminar aceptando y entendiendo que padres/madres han hecho lo mejor que han podido, creo que si se pueden sanar y perdonar, pero en algunos casos se vuelve inexorable la necesidad de apartarlos de nuestra vida pues son figuras que se vuelven precursoras de grandes dosis de dolor y conflicto.

    Coincido en que ante todo la prosperidad de los hogares monoparentales es alejar a niños y niñas de los juicios que hacemos sobre los padres/madres ausentes, alejar tantos cuestionamientos adultos que sólo tienen que llegar a los hijos/hijas en las edades adecuadas y siempre que haga parte de un cuestionamiento que estos tengan sobre sus historias y antecedentes familiares.

    Gracias Lina por acercarnos a estos temas y permitirnos estos diálogos abiertos y reparadores.

    • Lina Bustamante dice:

      Gracias como siempre por tomarse el tiempo de leer y lo más valioso para mí: de comentar.

      Siempre es tan provechoso poder leerlas para determinar que cada historia es un mundo en sí. Nunca escribo desde creer que tengo la verdad en nada, más bien entendiendo que mi historia puede ser el espejo de muchas o absolutamente opuesta. Entiendo muchísimo el punto de no tener que aceptar necesariamente lo que nuestros padres hacen o dejan de hacer, pero mi punto es más aplicado a esos casos en donde las fallas realmente no han sido opcionales, sino que les ha tocado actuar de x o y manera, aún cuando eso implicara hacernos daño… es en ese caso donde la invitación al perdón no significa que ellos tengan que hacer parte de nuestra vida, de hecho existen tantas formas de sanar, muchas de las
      opciones dependen del contexto de cada una y en múltiples ejemplos de vida si considero que alejarse y darse un lugar digno, aunque esto implique sacar de la vida gente importante, es muchas veces la mejor ruta hacia el perdón y la superación.

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