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VIEJA, MI QUERIDA VIEJA

Homenaje a esa mujer que nos guardó nueve meses en su interior.

Todas hemos crecido en circunstancias diferentes, algunas con núcleos familiares estructurados con esquemas tradicionales que siempre me han parecido muy consolidados, otras como es mi caso, hemos tenido una estructura familiar distinta pero no por eso poco convencional. Tal vez por mi modo de crianza nunca pensé que me hacía falta una figura paterna porque de algún modo estaba “cubierta” por mi madre y mis hermanas mayores que se encargaron de suplir muchas de mis necesidades o carencias afectivas y de mi vacío relacionado al patriarcado «normal» de la sociedad. 

Lo que siempre me he planteado profundamente es la pregunta de ¿cómo sería crecer sin figura materna? porque por la forma en que crecí creo que

la madre constituye desde el inicio de la vida del ser humano, la figura más importante.

Hoy vamos a entrar en el mundo de Ana, con quien hicimos este ejercicio de exteriorizar esas emociones y sentimientos asociados a la pérdida de su madre. Tal vez hoy con este paso, podemos subir un escalón hacia la sanación que da hablar abiertamente de estos temas que hacen parte de nuestra historia, veremos si algunas de ustedes han pasado por algo similar, o simplemente si generamos esa empatía que nos mueve en MUST

Empezamos por la conclusión a la que llegamos después de esta charla, y es que

Afrontar la muerte de alguien a quien queremos siempre es doloroso, pero cuando se trata de la madre, es un duelo sin comparación, pues ella representa nuestro primer amor.  Es un tipo de pérdida para la que nunca estamos preparados, porque cuando se tiene una conexión tan fuerte con alguien no existe una pócima mágica que nos pueda mejorar de inmediato. Posiblemente nunca. 

Ana es una mujer nacida en Bogotá, criada en Quindío. Vive con su esposo desde hace más de seis años en Australia. Su madre falleció de manera inesperada, por causa de un aneurisma a los 39 años. Cuando esto sucedió, Ana con tres años de edad se quedó con su padre, quien sin otra posibilidad tomó las riendas de la situación. Él a pesar del duelo, de lo que significaba perder a su compañera de vida, a su amor, debía seguir adelante y enfrentar la vida como fuera que viniera, debía criar a ese ser humano que quedó única y exclusivamente bajo su responsabilidad.

Aquí les dejo la conversación. Son algunas de las preguntas que le hice a Ana y que a mí personalmente me dejaron  pensando en ¿Cuántas han perdido a sus padres o estado a punto de perder a alguno?, ¿Cómo esto las ha cambiado?. También me llevó a meditar mucho en aspectos como el agradecimiento, decirles más seguido cuánto los amamos, perdonarlos, romper ciclos de rencor y estancamiento, atreverse a sanar, a vivir llenos de amor para esa madre perfecta o imperfecta y ese padre ausente o presente. 

L: ¿Tienes recuerdos de tu niñez?

A: No sé qué pasó con mis recuerdos. ¿En dónde quedaron? Quizás por el hecho de ser muy pequeña cuando ella murió, desafortunadamente no tengo ningún recuerdo de ella, tampoco de mi niñez. Para ser honesta parece que todo se hubiese borrado de mi mente, mis recuerdos son muy pocos, recuerdo a algunos amigos, el colegio, viajar de vacaciones a donde familiares. Lo que sí recuerdo es siempre tener miedo a que en algún momento mi papá ya no iba a estar para mí y me iba a quedar sola en el mundo, soñaba mucho con eso.

También recuerdo ver a mi hermana mayor (Ana tiene dos hermanas mayores del primer matrimonio de su madre) como mi héroe, siempre quería ser como ella, me encantaba verla vestir, maquillarse, quizá por la falta de esa figura materna veía algo de eso en ella, y me hacía muy feliz. 

L: Ana, me gustaría saber ¿Qué es lo más difícil de haber crecido sin ella?

A: Crecer sin ella no ha sido tarea fácil como todos se podrán imaginar, pero la parte más dura es cómo tu autoestima se ve afectada por esta situación. 

Es como si todo el tiempo te faltara algo, como si estuvieras incompleta por siempre y por más que tengas todo el apoyo o mujeres en tu familia apoyándote, nada llena ese vacío interno que cargas. Esto es complicado porque todos quieren ayudar, todas quieren hablarte de temas de mujeres, aconsejarte, tratar de llenar ese hueco emocional de alguna manera y estoy segura que lo hacen desde el amor, pero a veces lidiar con eso también es complicado porque muchas personas quieren opinar y guiarte, porque se supone que no tienes quien lo haga y desean hacerlo por ella, pero al final quedas con tantas opiniones que quedas más confundida y sintiéndote aún más débil que nunca, como si no tuvieras a esa persona que se supone que debe estar para ti, para protegerte de este mundo tan cruel. Así que te toca  defenderte a ti misma, aferrarte a la auto confianza, al amor propio y creer en que tomarás la decisión correcta y continuar…

L: ¿Cómo te la imaginas?

A: Mis tías, las hermanas de mi madre, me cuentan mucho de ella, sé que era muy alegre, noble, exigente y muy amorosa. Por esta imagen que me han ayudado a crear, así me la imagino, siempre la pienso llena de amor con cada uno de los integrantes de su familia. Siento que me amó mucho y no haber tenido la oportunidad de sentir ese amor tan real que sólo una madre te puede ofrecer, me da nostalgia aún de vez en cuando.

L: ¿Hablas con tu madre? ¿Tienes alguna relación con ella? 

A: Hace años le pedía que se apareciera en mis sueños, que me dijera algo, lo que fuera, porque mis hermanas decían que les pasaba, así que yo no entendía por qué no quería venir a hablarme a mí. Al crecer entendí que posiblemente no me iba a pasar porque mi mente no la recordaba, así que acepté que quizás era lo mejor. Ahora sólo le hablo, le cuento mis cosas, y sé que desde donde esté, está orgullosa de mí, de lo que hoy en día soy, que no ha sido fácil, pero afortunadamente nunca he estado sola. 

L: ¿Cómo ha influido todo esto en ti y en tu visión de la maternidad?

A: Creo que es una mezcla de todo. Me ha hecho débil pero también fuerte. Sí, así se podría ver, porque me hace sensible al mundo, a veces más de lo que me gustaría, pero siento que tengo mucho amor para dar a los demás, quizá por eso es que desde siempre he querido ser mamá. Amo todo lo relacionado a la maternidad, en mi opinión es algo demasiado sublime y noble, entregarle tu vida a otro ser humano, es algo que llegaría a complementar mi existir. Sueño cada día con ese momento y poder traer al mundo a un ser humano para darle todo el amor que tengo guardado y ofrecerle lo que la vida no me pudo dar…

L: ¿Crees que esta situación te ha hecho diferente?

A: Sí, pienso que me hace diferente en el buen sentido de la palabra, porque me hace valorar cada día más a mi papá, valoro enormemente su esfuerzo por darme lo mejor del mundo. Me hace valorar la vida en general. Me hace soñar con algún día ser la mejor madre que pueda ser.

L: ¿Qué agradeces hoy? 

A: Que he tenido unas hermanas hermosas,  a mis tías siempre dispuestas a ayudar, a mis primas que llenan mi alma, y en general a la enorme familia con la que cuento.

Pero sobretodo agradezco todos los días que me dejó en las mejores manos, un padre que da la vida por mí, un hombre que me llenó de inspiración para ser una persona valiente y audaz, un hombre más feminista que cualquiera, disciplinado y estricto, que me inculcó a nunca depender de un hombre ni mental, ni financieramente, me enseñó que la vida es de los grandes, de los que estudian y se preparan, de los que se levantan a trabajar y luchan por lo que se proponen. Que no hay nada mejor en la vida que la satisfacción del deber cumplido y de hacer las cosas bien, con honestidad y dando lo mejor de uno mismo.

 L: Si alguna lectora está pasando por algo similar, ¿qué consejo le darías?

A: Yo le diría que no es la única pasando por algo así.

A todos nos llegará un momento como este y que a pesar de sentirse a veces como un bicho raro, alguien a quien los demás le tienen “pesar” pues no debe ser así.  No somos raras, nada está mal con nosotras, sólo alguien que nos ama mucho nos acompaña de otra manera en nuestro caminar. Que somos fuertes y podremos con todo lo que venga. Si me preguntan si algún día ese dolor se va, tengo que ser honesta y decirles que no, nunca se va, sólo se transforma, y un día lo usamos para hacer del dolor algo hermoso. Depende de nosotras, qué hacemos y cómo lo usamos a nuestro favor.

 

Gracias por permitir que Must entre en sus historias, en lo más profundo de sus sentimientos. 

Ana María, te admiro mucho.

Les dejo por aquí, para las que me han preguntado una lectura corta y entretenida, este libro es el índicado «Dios vuelve en una harley.»  Hagan clic en el nombre y las lleva a la libreria. ¡Se lo leen en un dos x tres!

 

6 Comments

  • Jessica Meneses Suárez dice:

    Me encanta leer MUST, me encanta como escribes, me encantan las historias y las que son reales mucho más! Que nota de lectura esta, solo quede con ganas de dos cosas, escribir un comentario y luego ir a abrazar a mi mamá 🖤

  • Diana Murcia dice:

    No sé que hubiese sido de mi sin mi mamá y sin mi papá. Ahora que llevo un mes y 9 meses (en la barriga) comi madre, siento que mi papel como mamá es indispensable y nunca quiero fallar ni faltar para este ser que generó una conexión indestructible desde el momento que sabes que se está formando dentro de ti.
    Muy cerca a mi tengo historias similares a las de Ana y las admiro y a los papás que asumen este reto me les quitó el sombrero y los considero como héroes ocultos, ya que no se prepararon para serlo.
    De mujeres en algún momento soñamos con ser madres y hasta llegamos a plantearnos en ser madres solteras, pero por otro lado para un hombre hoy en día no es fácil plantearse la idea en ser padre y menos en ser uno soltero.
    Admiración y respeto por quienes están afrontando una situación así e igual manera para todas esas madres que sin planearlo la vida les arrebató a su pareja.

    • Lina Bustamante dice:

      Gracias Linda! De verdad que tienes toda la razón mis respetos para todas las que tienen este tipo de historias! Ahora que eres madre este contenido seguramente te toca más!

  • Vivian Medrano dice:

    Temas que llegan a corazón… Por los que están y por los que no, pensar en la ausencia de mi Mamá o de mi Papá es una terapia de choque y es muy irónico… Es un sentimiento que te invita a valorar y entender que no serán eternos, duele y motiva. Muy buen tema.

  • Vivi 8A dice:

    En el mundo de hoy nos hemos encargado de olvidarnos de lo básico de lo simple y de lo que realmente importa.
    Ana más que sentir pesar por ti , creo que eres una mujer de admirar y de aplaudir tanto. De alguna forma eres capaz de ver esa realidad que muchas ni siquiera consideramos posible y damos por hecho. Conoces de manos de la experiencia que sentirse vulnerables no es un defecto de hecho es el arma más fuerte que se puede tener para afrontar los miedos y seguir adelante cumpliendo peldaño a peldaño lo que se propone.
    Bravo que hermosura de blog, se me paran los pelitos cuando hablamos de situaciones que se nos olvidan que pueden pasar y que son tan posibles cómo levantarse todos los días. Gracias por esto. TE AMO MAMÁ!!

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